Se trata de un proyecto piloto presentado por la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) que pretende poner en valor las contribuciones
01 April 2025 | Fuente: www.regiondigital.com
Tres emprendedoras rurales extremeñas han conseguido etiquetas responsables para diferenciar sus productos, en las que se recoge la contribución social y ambiental de las productoras rurales para promover un consumo más consciente y responsable y favorecer una competencia basada en valores añadidos.
Cabe señalar que, es un proyecto piloto presentado por la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) que pretende poner en valor las contribuciones sociales y ambientales de las explotaciones y empresas familiares agrarias y reducir así la brecha de desigualdad en el medio rural.
Para visibilizar estas contribuciones, Fademur desarrollará una etiqueta "visualmente atractiva, sencilla de entender" y que ofrecerá datos sobre los "beneficios ambientales y sociales" del producto en cuestión.
Como explica la presidenta de Fademur, Teresa López, el objetivo es que, a través de esta etiqueta, se conozcan estos beneficios adicionales de una forma "efectiva", para que, a la hora de adquirir un producto, la persona consumidora pueda tomar decisiones teniendo en cuenta unos factores que promuevan un consumo "más consciente y responsable".
Las tres mujeres emprendedoras que han conseguido esta etiqueta responsable de Fademur son Alba María Santiago Madera, de la quesería Santiago Madera, Natalia del Águila García, de las Delicias del Palacio del Deán, y Eva Montoya Rasero, propietaria de una finca de agroturismo en Cilleros dedicada a la producción de miel y ganadería.
Según Fademur, las pequeñas productoras rurales y sus productos se ven "eclipsadas a menudo por las grandes marcas", cuya capacidad para competir en precios y volumen es "significativamente mayor".
Sin embargo, los productos originarios de emprendedoras pequeñas y empresas familiares agrarias en el medio rural, ofrecen "un valor agregado único, no solo en términos de calidad y sabor sino también en contribuciones sociales, ambientales y de fijación de población al territorio".
Teresa López añade que "es necesario que la sociedad entienda que el medio rural es mucho más que producción de alimentos y materias primas; también es el custodio del territorio". Como tal, produce y reproduce territorio y cultura, biodiversidad y servicios de ecosistemas, fijación de población y tejido social.
Todo ello aporta "numerosos beneficios en términos sociales, económicos y ambientales al conjunto de la sociedad", sostiene. Son varios los "factores diferenciadores" entre la producción pequeña y la gran industria con actividad en el medio rural.
Por un lado, está el aspecto de la fijación de población en el territorio. Las actividades rurales ofrecen oportunidades de empleo y desarrollo personal en áreas que, de otra forma, estarían sujetas a un "progresivo abandono y despoblación".
Por otro, estos productos contribuyen al fomento del tejido social. Las actividades desarrolladas en el medio rural suelen estar "profundamente arraigadas" en la cooperación comunitaria y en la transmisión de conocimientos y tradiciones "de generación en generación".
Otro de los factores fundamentales es el ambiental y, es que, en la pequeña producción rural se suele practicar una agricultura "más sostenible y respetuosa" con el medio ambiente, "especialmente" entre las mujeres, lo que contribuye a la preservación de estos servicios.
Por último, el papel de estas actividades en la conservación de la biodiversidad y en el mantenimiento de paisajes culturales es "fundamental". Los sistemas de producción tradicionales a menudo promueven una "mayor diversidad biológica tanto en cultivos como en especies silvestres".